Hoy es 9 de diciembre. Ayer, con dolor e incomprensión recordamos los 30 años del infame asesinato de John Lennon. Permanentemente las notas nombraron a su asesino.
Todos quienes amamos la música, la libertad, la paz y tantas cosas por las que luchó John seguimos sin comprender porqué un admirador confeso lo asesinó. Quizá la razón de su insano magnicidio esté en Grecia y su cultura. Allí un tal Eróstrato incendió el Templo de Artemisa, ubicado en la ciudad de Éfeso (que estaba en la actual Turquía) hermoso templo que necesitó 120 años para su construcción. Este pobre hombre pretendía que por la destrucción del más bello de los edificios, su nombre sería conocido en el mundo entero y recordado por muchos siglos. Aquí estoy yo, como un verdadero tonto cumpliendo su voluntad, recordado con rabia su acción y su nombre, pero haciendo lo que el quería.
Propongo hoy, a 30 años y un día de uno de los crímenes más absurdos (y sin duda todos los crímenes son absolutamente absurdos), que nunca más se nombre a ese desquiciado. El pobre loco ya tuvo bastante fama en estos 30 años. Se que luego de 2.400 años seguimos recordando a quien incendió el Templo de Artemisa, pero si nos unimos no cometeremos el mismo error. Un piadoso manto de silencio será el menor castigo para aquel que mató a una de las grandes voces de nuestra generación. No nombrarlos juntos es lo menos que podemos hacer en homenaje a John.
Ese pobre y loco asesino fracasó en su intento de callar a John. Que fracase en su ansia maldita de fama y recuerdo. No los asociemos en nada, pues nada tienen en común. Nada.
Recordemos a John vivo, alegre, vital, irreverente y genial
Todos quienes amamos la música, la libertad, la paz y tantas cosas por las que luchó John seguimos sin comprender porqué un admirador confeso lo asesinó. Quizá la razón de su insano magnicidio esté en Grecia y su cultura. Allí un tal Eróstrato incendió el Templo de Artemisa, ubicado en la ciudad de Éfeso (que estaba en la actual Turquía) hermoso templo que necesitó 120 años para su construcción. Este pobre hombre pretendía que por la destrucción del más bello de los edificios, su nombre sería conocido en el mundo entero y recordado por muchos siglos. Aquí estoy yo, como un verdadero tonto cumpliendo su voluntad, recordado con rabia su acción y su nombre, pero haciendo lo que el quería.
Propongo hoy, a 30 años y un día de uno de los crímenes más absurdos (y sin duda todos los crímenes son absolutamente absurdos), que nunca más se nombre a ese desquiciado. El pobre loco ya tuvo bastante fama en estos 30 años. Se que luego de 2.400 años seguimos recordando a quien incendió el Templo de Artemisa, pero si nos unimos no cometeremos el mismo error. Un piadoso manto de silencio será el menor castigo para aquel que mató a una de las grandes voces de nuestra generación. No nombrarlos juntos es lo menos que podemos hacer en homenaje a John.
Ese pobre y loco asesino fracasó en su intento de callar a John. Que fracase en su ansia maldita de fama y recuerdo. No los asociemos en nada, pues nada tienen en común. Nada.
Recordemos a John vivo, alegre, vital, irreverente y genial
me encantó. totalmente: no hay que nombrar más a mark david chapman. ups. mierda! lo nombré! jeje. hablando en serio, me parece muy buena la propuesta. beso!
ResponderEliminarCoincido plenamente con Luis y Luigi,(je como si fueran padre e hijo) Excelente idea! Emotivo relato y elocuente argumentacion para la propuesta! Me encanto! Beso a los 2!
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